Según los estudios de Dan Ariely, Profesor de la Universidad de Duke, es la capacidad de actuar mal y aun considerarse buenas personas. Por ejemplo: las personas saltean los límites de velocidad, mienten en sus curriculums o páginas de Facebook, no pagan sus impuestos, son infieles a sus parejas, y aun así se siguen considerando honestos.
En los estudios acerca de la deshonestidad, se demuestra que utilizamos la racionalización para justificarnos y auto engañarnos, por ejemplo: pensamos “todos lo hacen “… “no perjudico a nadie “… “es sólo esta vez” … “es una mentira piadosa…”
Nos convencemos de que ciertas acciones son justificables cuando en realidad no lo son. Este autoengaño, según estudios de la Ciencia del Comportamiento de la Universidad de Harvard, está presente en el 80% de la población.
Otro aspecto que llama la atención a los científicos es el aumento de la deshonestidad por “distanciamiento”, esto significa que al estar en un mundo en que nos distanciamos del dinero material (a través de tarjetas de créditos, sistemas informáticos), esto va distorsionando la percepción de las personas que terminan haciendo grandes estafas “ya que solo hacen cambios de números en una pantalla”. Han dejado de percibir el daño directo que infringen.
Señalan estos estudios que la deshonestidad es contagiosa y es una práctica social y cultural que requiere una formación en la honestidad, desde la más temprana edad, ya que se ha demostrado que recordar la propia fibra moral a las personas reduce el comportamiento deshonesto. Por ejemplo, escuelas en donde los niños compran sus útiles escolares en una tienda donde no hay nadie que venda, los niños retiran el objeto y dejan el dinero. Es un pacto de confianza mutua.
En el método de las Buenas Prácticas resalto el valor de ciertas cualidades que sean ido perdiendo en nuestra sociedad como resultado del paradigma vigente y que creo vale la pena volver a potenciar y entrenar, ellas son: la paciencia, la generosidad, la humildad, la amabilidad y la honradez. (Práctica 22 del método).
En los países escandinavos las personas tienen más de un 60% de confianza en las otras personas, en cambio en los países sudamericanos, este valor de confianza suele estar por debajo del 10%. Esta confianza social influye en el crecimiento económico de los países.
Esto también tiene un gran impacto a nivel de las empresas y organizaciones, ya que las personas no están comprometidas por falta de confianza. También el compromiso es una práctica a entrenar socialmente, en el método BP dedicamos 4 prácticas para entrenar en este tema en sus distintas dimensiones: el compromiso con uno mismo, con su equipo, con la organización y la comunidad.
Tenemos mucho que trabajar para implementar buenas prácticas de honestidad, transparencia y compromiso, en un mundo en que ciertos valores están en crisis, podemos sumar un granito de arena con nuestro trabajo personal, reflexionando estos temas en familia, en equipos de trabajo y dando ejemplo de ética empresarial.
Este es el sentido de la utilidad de las Buenas Prácticas, llegar a los distintos ámbitos de nuestra vida y entrenar masivamente, para un nuevo mundo que tendremos que cocrear, siendo creativos y abiertos a aprender.
Texto basado en la película (Des) Honesty: The Truth about Lies y en el Método de Las Buenas Prácticas.

Buenos Aires, 15 de febrero 2017.
Dedico este texto a mi abuelo Tomás Elizalde, que me enseño el valor de la honestidad. El cerraba sus acuerdos comerciales de palabra, estrechando una mano y nunca falto a un compromiso adquirido.