Loading...

Blog

Encuentra tu propósito

 

Nací en Argentina. Mi infancia y adolescencia transcurrieron en Luján, una pequeña ciudad cercana a Buenos Aires en un entorno familiar y en contacto con la naturaleza.

Desde pequeña tuve claridad respecto a mi preferencia por la educación. Sentaba a mis muñecas en círculo y con una pizarra y una tiza les daba clases durante largas horas. La tarde se pasaba como si nada y volvía de la escuela contenta para poder armar mi propio curso. Era feliz y me abstraía del mundo. Expresaba toda mi creatividad, inventaba juegos para entretener a la clase, dibujos, cuentos y así creaba todo un mundo en el que yo era la maestra, entregaba conocimiento y cobraba sentido para mí todo lo que leía y aprendía en la escuela, ya que lo replicaba a mi modo por la tarde con un grupo de muñecas que por lo pronto aguantaba mis clases sin quejarse.

Te comento esta anécdota porque tiene que ver con el propósito y porque creo que descubrir o reconectar con el propósito de tu vida es un tema clave para ser feliz.

El propósito es lo que da sentido a tú hacer y conecta lo que eres con lo que haces.

En mis talleres las personas me preguntan ¿cómo sé cuál es mi propósito?

Lo primero que tienes que entender es que el propósito ya estaba en ti cuando eras pequeño, tiene que ver con esas cosas que te gustaban hacer y pasabas largas horas realizando y eras feliz porque expresabas tus talentos naturales.

El tema es que nuestra educación y socialización te va distanciando de esa verdad natural que está en ti, te va llenado la mente de ideas acerca de qué conviene hacer o estudiar para ganar más dinero o ser más prestigioso y vamos siendo condicionados en nuestras decisiones hasta que nos apartamos de nuestro propósito, hasta que muchas veces ya ni siquiera pensamos en él. Somos productivos y eso es suficiente para el paradigma en que fuimos educados.

Sin embargo, hoy nos planteamos ser felices con lo que hacemos, no sólo tener un buen trabajo sino sentir que tiene un sentido hacerlo. Este es un indicador importante de cambio de paradigma, hacia una búsqueda de integrar las necesidades humanas más profundas al quehacer cotidiano.

Todos venimos a la vida con talentos para expresar quiénes somos y al hacerlo experimentamos plenitud, que en mi entender es más importante que tener éxito.

Si buscas en tu infancia encontrarás datos que te indicarán tus talentos naturales. Esta es una primera clave para redescubrir tu propósito, piensa en tu infancia, pregunta a tus padres o familiares qué era eso que hacías y pasabas largas horas totalmente conectado sintiéndote completo y total. También ayuda que listes tus talentos naturales, por ejemplo: en mi caso, de pequeña tenía facilidad para expresar mis ideas, leía y asimilaba rápidamente el conocimiento e inmediatamente quería experimentarlo y compartirlo con otros. Esos son mis talentos, sigo haciendo lo mismo que cuando era pequeña variando el contexto y las situaciones… pero mis talentos están conmigo desde siempre, así como los tuyos están contigo.

Lista qué son esas cosas que haces fácilmente, que te gusta hacer, que te emocionan y apasionan.
Trata de detener a la mente que enjuicia, recuerda que has sido condicionado, y te comienzas a decir: “sí, muy lindo leer y compartir… pero ¿de qué vamos a vivir?

Imagina que, si yo hubiera escuchado esa voz, nunca hubiera creado mis métodos auto educativos, ni compartido con miles de personas lo que leo y experimento en talleres, espacios de coaching y escribiendo.

Estoy convencida que si sigues tus talentos, como estarás en una energía positiva y apasionada, encontrarás el modo de vivir muy bien haciendo lo que amas hacer.

Ten presente que eso que amas hacer puede que no sea algo extraordinario, ni tiene que serlo. Esta es otra trampa de nuestro condicionamiento, no necesitas pensar que tienes que ser como Mozart que mostró una capacidad prodigiosa en el dominio de instrumentos de teclado y del violín y con tan solo cinco años ya componía obras musicales y sus interpretaciones eran del aprecio de la aristocracia y realeza europea.
Basta con que sea auténtico, sea ese algo que a ti te gusta hacer y haces bien. Por ejemplo, uno de mis coachees amaba jugar con camiones y barcos trasportando cosas de un lado a otro y hoy dirige una importante empresa de transporte; otro jugaba todo el tiempo a armar cuevas y refugios que él mismo organizaba y hoy expresa esa creatividad como arquitecto. Puede que en tu caso no sea tan literal, pero seguramente está ahí, dentro de ti.
Dharma es un vocablo sánscrito que significa propósito en la vida; significa que todos tenemos una misión, una tarea que hacer. Creo firmemente que quien encontró su misión y la ejerce está en dharma y es feliz.
Escucha tu corazón, recuerda tus sueños de niño, anímate a expresar eso que solo tú haces bien y aporta algo único al mundo. Hazlo ahí donde quiera que estés. Eres especial, solo hay uno como tú y si no haces tú contribución, a este mar le faltará una gota de agua…

Laura Petraglia
Boca Ratón, Florida
7 de junio 2015.